Las Claves del Misterio (III)

"Los amantes" por R. Magritte


Desde que te conozco tengo en cuenta la muerte.
Pero lo que presiento no se parece en nada
a la común tristeza. Más bien es certidumbre
de la totalidad de mis días en este
mundo donde he podido encontrarme contigo.
De pronto tengo toda la impaciencia de todos
los que amaron y aman, la urgencia incompartible
de los enamorados. No quiero geografía
sino amor, es lo único que mi corazón sabe.
En mi vida no cabe este exceso de vida.
Mejor, si te dijera que medito las cosas
(fronteras y distancias) en los términos propios
de la resurrección, cuando nos alzaremos
sobre las coordenadas del tiempo y el espacio,
independientemente del mar que nos separa.
Sueño con el momento perfecto del abrazo
sin prisa, de los besos que quedaron sin darse.
Sueño con que tu cuerpo vive junto a mi cuerpo
y espero la mañana en la que no habrá límites.

"Exceso de vida"
J. A. González-Iglesias

Las Claves del Misterio (II)

"La memoria" por R. Magritte

Los únicos acontecimientos importantes de una vida son las rupturas. Ellas son también lo último que se borra de nuestra memoria.

"Ese maldito yo"
E.M. Cioran

Las Claves del Misterio (I)

"El maestro de escuela" por R. Magritte


Helicón: Buenos días, Cayo.
Caligula: Buenos días, Helicón.
Helicón: Pareces cansado.
Caligula: He caminado mucho.
Helicón: Sí, tu ausencia se ha prolongado mucho.
Caligula: Era difícil de encontrar.
Helicón: ¿El qué?
Caligula: Lo que yo quería.
Helicón: ¿Y qué es lo que querías?
Caligula: La luna.
Helicón: ¿Qué?
Caligula: Sí, quería la luna.
Helicón: ¡Ah!... Y, ¿ya esta todo resuelto?
Caligula: No, no he podido conseguirla.
Helicón: ¡Que lastima!
Caligula: Sí, por eso estoy tan cansado... Helicón...
Helicón: ¿Sí, Cayo?
Caligula: Piensas que estoy loco.
Helicón: De sobra sabes que yo no pienso nunca. Soy demasiado inteligente para pensar.
Caligula: Sí. Pero yo no estoy loco, y aun más: nunca he sido tan razonable como ahora. Simplemente sentí en mí, de pronto, la necesidad de lo imposible. Las cosas, tal como son, no me parecen satisfactorias.
Helicón: Es una opinión bastante extendida.
Caligula: Es cierto. Pero antes no lo sabía. Ahora lo sé. El mundo, tal como esta hecho, no es soportable. Por eso necesito la luna, o la felicidad, o la inmortalidad, en definitiva, algo que quizás sea insensato, pero que no sea de este mundo.
Helicón: Es un razonamiento que se tiene en pie. Pero, en general, no es posible sostenerlo hasta el fondo.
Caligula: Tú, Helicón, de eso no sabes nada. Nunca se consigue nada precisamente porque nunca se va hasta el final. Pero quizás baste con permanecer siendo lógicos hasta el fondo. Y sé lo que estas pensando: cuantas complicaciones por la muerte de una mujer de la que estaba enamorado. Pero no, no es eso. Creo recordar, es cierto, que hace unos días murió una mujer a quien yo amaba. Pero, ¿qué es el amor? Poca cosa. Esa muerte no significa nada, te lo juro; solo es una señal de la verdad que me hace necesaria la luna. Es una verdad muy simple y muy clara, un poco estúpida para ti, pero difícil de descubrir y pesada de llevar.
Helicón: Y, ¿cuál es esa verdad, mi emperador?
Caligula: ¡Que los hombres mueren y no son felices!
Helicón: Vamos, Cayo, es una verdad a la que podemos acomodarnos muy fácilmente. Mira a tu alrededor. Eso no impide a los hombres comer y bailar.
Caligula: Entonces es que todo lo que me rodea es mentira, estos hombres viven todos en la mentira, y yo quiero que se viva en la verdad; por que sé lo que les falta, Helicón. Están privados del conocimiento y carecen de un maestro que sepa lo que dice.
Helicón: No te ofendas, Cayo, por lo que voy a decirte. Pero, ante todo, deberías reposar; estas cansado.
Caligula: No es posible Helicón, ya nunca será posible.
Helicón: Y, ¿por qué no?
Caligula: Si duermo, ¿quién me dará la luna?
Helicón: Eso es verdad.
Caligula: Escucha, Helicón, oigo pasos y rumor de voces (son los que conspiran contra él). Guarda silencio y olvida que me has visto.
Helicón: Comprendo.
Caligula: Y te lo ruego; en adelante, ayúdame.
Helicón: No tengo razones para no hacerlo, Cayo. Pero yo sé muchas cosas y hay pocas que me interesen. ¿En que, pues, puedo ayudarte?
Caligula: En lo imposible.
Helicón: Haré lo que pueda.


"Caligula" Acto I, escena IV
A. Camus

Shake it up, baby...



Dobie Gray junto a las Shangri-Las versionando el clásico de los Top Notes.
Un tema inolvidable para algunos...